Si bien todos sabemos que llueve a cántaros, que hay más de 300 municipios inundados y demás noticias nefastas. Al igual que quienes creyeron que por estar en la ciudad se iban a salvar... Que a los que no vivimos en las laderas no nos iba a afectar el derrumbe... aquí está: hoy, juiciosamente, fui a trabajar y parecía que la noticia de Bin Laden iba ocupar una parte de la clase, con la típica discusión ¿será que si está muerto? ¿O se estará dando un bañito en los termales de algún lado con algún otro loco daña cerebros? Pues nada de eso ocurrió. Al contrario, teníamos una conversación, muy centrada en la localidad y en un recurso natural que se ha convertido en un problema: el agua. El sector de Santo Domingo Savio, en Medellín, se encuentra sin agua desde el jueves de la semana pasada, entonces ya imaginarán que se suma a los problemas típicos de la gente, la falta de agua y el difícil acceso a las casas para quienes llevan el agua del carro- tanque o de un torrente espontaneo hasta sus casas... Donde trabajo, parece que obviaron por largas horas la situación en la que se encontraba la gente y se redujo el problema a abastecer los retretes con agua, mala cosa. Mala porque significa dejar de pensar humanamente para hacer cálculos frívolos acerca de cuántas horas estudian los muchachos a la semana. Pero ¿quién carajos estudia con menos dosis de aguapanela, de plata (que se fue comprando el agua pa' secar el arroz del almuerzo) de duchazo y con ciertos limitantes para utilizar los baños del cole? Y si esa es la respuesta: nadie. Cuando tal situación es una emergencia sanitaria, no faltan aquellas personas, las cuales quizá por los muchos rezagos del uribismo, con vicios de empleado público y cuentas de matemático ocioso, dicen que hay que trabajar, sin tener en cuenta que se pueden desatar un millón más de problemas.
Finalmente, la humanidad soluciona de algún modo ciertos incovenientes para los que cálculos a veces no sirven: los problemas de las situaciones especiales, en momentos especiales.
Nuestra creciente, demuestra que nadie está excento de nada en ninguna parte, ni en la comuna uno, ni en la cinco, ni en la trece, ni en la ocho...
Hoy llego a casa, y observo el carro- tanque repartidor de agua, a cuantos unos metros de donde vivo y pienso: el agua siempre busca escape... y en como ciertas situaciones, a menudo tan bien retenidas: explotan.
Al final, camino con Camilo en busca de un recipiente para recoger algo de agua: un poco para lavar los platos... otro poquito pa' unos raviolis... lavarse las muelitas y claro no podía faltar: agua pa'l tintico.
Feliz noche