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lunes, 11 de julio de 2011

I'm guilty too...

Ya que mi penúltimo trino, fue acerca del placer de no sentir culpa, ello no quiere decir que no sea culpable de nada... Creo que, honestamente, la culpa no sirve de nada si siempre se lleva consigo, toca dejarla bien plantada en su momento, para evitar perder el tiempo tratando de no herir más suceptibilidades, ni curarlas con paños de agua tibia, lo más sensato resultará evitar de nuevo, la repetición de episodios previos donde uno de verdad: la embarró.
A mí, no me motiva la culpa, ni me mueve, ni me entusiasma hacer cosas por su causa. Pero... digamos que no me estoy sintiendo bien, tanta carajada y tanto esfuerzo se va al traste, porque en última instancia, ante las personas que uno quiere, uno siempre resulta siendo un pobre idiota que siempre tiene la culpa de algo. Casos en que la sensatez, le sirve a uno pa' mierda, porque poca gente valora eso y a cambio te conviertes siempre en el malo.

Algo anda mal, a parte de lo que yo sé... es decir, no sé.

Bueno, pero para eso tengo amigos que no tienen el coraje de decirlo todo ¿o si?

Entonces, me reservo lo mío.


domingo, 10 de julio de 2011

Hoy
























La soledad hace su gran aparición... otra vez.
¡Que pereza!
Pero aceptémoslo, sólo soy un fragmento sumamente minúsculo del universo.

Feliz noche

sábado, 9 de julio de 2011

Y cómo se llama esto... Une mélancolie

Despierta: ¡Hora de recordar!
¿Qué? Pero, si tengo tan pocos buenos recuerdos...
Bien, entonces hablemos. La persona con quien quieres y necesitas hablar se ha ido, la otra, que está cerca, permanece en silencio.
En otro intento más por levantarte querés salir a correr y claro, como era de esperarse, las piernas no alcanzan para llegar tan lejos como deseas.
Hay un lote de gente va tras de tí, todo termina abrumándote, vos sólo querés una buena compañía, esa misma que yace dormida, la eterna compañía: muerta y la compañera que siempre fluye: tu sangre, está seca. 

Te ponés de pie, dispuesta a no tropezar de nuevo, pero alguien grita: ¡Eh, dale, mordé de nuevo aquí! Picá el anzuelo otra vez, que luego voy a llevarte al agua de nuevo... 
Y pienso: ¿Acaso no sabés que le temo al agua?