La polémica actual, cuyo sujeto es el
ex-presidente Álvaro Uribe Vélez y un título otorgado por el canal The History
Channel: “El gran colombiano”, y cuyo objeto de uso somos nosotros, a los que
se nos ha olvidado recordar o nos hemos quedado cortos para saber que Álvaro
Uribe sabe cómo hacer uso de los medios para que no se deje de hablar —así sea
mal— de él.
The History, campeón en el registro,
avistamiento y descubrimiento de ovnis, ha sido el canal que, de forma
apresurada, incluye en la evolución la
aparición de un factor creador alienígena; ha servido como medio que desata la
cacareadera del pueblo colombiano que —en su estado de adolescencia— ve tan
sólo el aquí y el ahora, un pueblo al que le cuesta reconocerse a sí mismo como joven.
Un canal que pasa por la historia de la
humanidad de ladito y la muestra a conveniencia y en cuyos episodios los saltos
de la evolución simplemente los llenan con la aparición de alienígenas “que
propiciaron esto, que construyeron lo otro”… traicionando así tanto la historia
del conocimiento científico como a la historia que ha llevado a la humanidad
misma al momento donde está.
Y sí, estamos cacareando, como si le
hubieran dado el premio Nobel o el Pulitzer a este sujeto que tan sólo merece
que se le mencione como el momento catastrófico para la historia de este país
que representó; un hombre que se aprovechó de nuestra intención adolescente de
cambiar el mundo, y que supo desde el principio que no sabíamos cómo; así se
autodenominó salvador de estas tierras.
Un hombre al cual le debemos que las
víctimas de este país estén sometidas a planes de la migaja para hacer que su
sufrimiento valga un subsidio; cosa insignificante al lado de lo que las
víctimas deberían tener: memoria e
identidad. Porque en este mundo del mercado duro hasta las víctimas valen su
sufrimiento en oro, sin ser ellas íntegramente recompensadas… Ahí está el
sufrimiento: en la bolsa de valores y favoreciendo intereses en los medios de
comunicación; está en nuestras escuelas donde la asistencia a clases representa
el subsidio de Familias en Acción, y la comida el restaurante escolar.
Nuestra adolescencia como pueblo no llega
aún al momento crítico, reflexivo y eficaz. Nuestra efervescencia y calor nos alejan del pensamiento y de la razón,
ambas útiles para darle importancia a lo que en realidad nos debería importar:
no nuestro disgusto con un horrible gobierno pasado - en cabeza de un
hombrecillo- lo que importa aquí es construir nuestra identidad como nación. The History Channel no es ni adolescente ni
colombiano, es un alienígena en
nuestra historia.
1 comentario:
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/M/mete_basura_saca…/mete_basura_saca….asp
:)
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