Ya muchas veces me lo había advertido mi mamá, cuidado con los espejos que no sea usted la que los quiebre, y mucho menos que se le quiebre en la casa, acuérdese "son siete años de malos catres"
Lo que yo no recuerdo es haber roto ningún espejo, yo sólo espero que la memoria no me falle y se hayan caído solos. Lo que si podría haber hecho y con mucho gusto fue matar a un cura, pero no soy tan mala.
Debido a lo aburridora de mi vida sexual a veces me pregunto:
¿cuántos curas maté?
¿cuántos espejos quebré?
¿estoy gorda y fea?
¿soy mal catre?
¿soy yo la culpable?
¿porqué el catre prefiere solo?
Bueno varias cosas si sé:
A parte del caso al que hago referencia (caso extraño) según fuentes conocidas, no soy mal catre (pregunté un poco perturbada a AA y a E que negaron), no maté curas, me gustan las sorpresas, las señales de humo y los penes grandes. Se puede jugar al erotismo, ser y hacer casi cualquier cosa pero si a uno le ponen límites no es posible. Sobretodo sé que no es mi culpa, cosa que me atormenta más.
Tanto que me mató las ganas y me quebró el deseo de seguir guevoniando e insistiendo, eso le pasa a una por enferm@ y buena gente, hasta rabia me da que me tengan que dar ganas de cualquier cosa y ni eso resulta, lo dicho, la frustración conduce a los vicios. Claro que lo buena gente se acaba y todos ustedes ya saben que va a pasar si eso sigue así, yo hubiera preferido las soluciones sanas y honestas (si a alguien todo le da verguenza -hasta hablar, o sea que el diálogo no funciona y uno se cansa de ser tolerante, paciente y de buscar remedio para ni siquiera probarlo...) pero... si no funcionan, es triste, pero toca usar las fáciles (hacerse la paja de vez en cuando y besar maniquíes), de métodos groseros (en que la carne es débil) y de fetiches reciclados (y esto si no les digo de qué se trata).
Ahora que recuerdo bien, yo no quebré ningún espejo.
2 comentarios:
hey, hey, por aquí saludando
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